Hará poco más de un mes que estuve leyendo Esa bella melodía, de Pedro Escudero y una de las cosas que más me llamaron la atención del libro fue cómo usaba referentes culturales para crear una imagen mental sólo con dar el nombre de un personaje universalmente conocido. Es un recurso que me llamó mucho la atención porque funcionaba muy bien, tenía todo el trasfondo del personaje que utilizaba a su disposición con solo dar su nombre y permitía al micorrerlato despojarse de todo lo superfluo para centrarse en la idea.
Triple Elvis - Andy Warhol
Sin embargo, al mismo tiempo que le vi muchas posibilidades a esta forma de usar referentes, también me pareció que podía ser un recurso problemático si el lector no conoce el referente, pues entonces toda esa significación que se presupone no existe y el microrrelato puede perder su sentido. Pedro lo hizo muy bien porque jugó con referentes muy conocidos, pero en el Certamen de Micorrelatos en el que participé he visto microrrelatos que no he llegado a comprender porque me faltaban las referencias. El recurso me gusta, se establece una gran complicidad con el lector, pero al mismo tiempo la línea que separa lo que puede ser conocido de lo que no es muy fina. En el caso del microrrelato hay que ajustar mucho porque si no, se puede perder el significado del relato.
En relatos largos no ocurre lo mismo, pues los referentes no son parte tan activa del relato, sino que quedan más difusos dentro de la trama y puede ser que el relato pierda un poco si no se conocen, pero puede seguir teniendo sentido de forma independiente. La semana pasada leí varios relatos con referentes, no sé si por casualidad o porque estoy más atenta a ellos ahora y me fijo más cuando aparecen. En uno de ellos en especial me pareció que el referente enriquecía muchísimo el relato, usaba una referencia cinematográfica muy clara, recreando la primera escena de una famosa película y parafraseando la voz del narrador de esa película. El autor no intentaba ocultar la referencia, incluso lo remarca y señala la comparación con la película, la narración del relato también transcurre en flash back, como la película, aunque la historia que cuenta no tiene nada que ver. Me enantó ese juego formal, las referencias y no pude evitar imaginarme al narrador con el rostro de William Holden, el relato funciona bien si no se conocen los referentes, la historia no los necesita, pero el juego de complicidad que se establece con el lector los agradece.
En otra de las historias que estoy leyendo encontré un referente musical y en este caso el referente no funcionó tan bien como en el ejemplo anterior. En este caso era solo un guiño puntual al lector, que a mi, al reconocerlo, me sacó de la historia, como si no me cuadrara encontrarlo en ese contexto.
Los dos anteriores eran referentes que enriquecían o perjudicaban la historia, pero no forman parte realmente de ella, pero también se puede usar el referente como motivo central de la trama, es lo que hacen dos amigas mías, que usan celebraciones culturales como la Navidad o San Valentin para retarse a escribir historias fantasticas donde trasladan las tradiciones a sus mundos inventados. El juego de referentes es la base de estos relatos, donde si no conoces el referente original no te das cuenta de cómo han jugado con ellos ni de la relectura que han hecho, pero usan celebraciones tan conocidas, como la navidad, que es dificil no conocer el referente; el lector puede ver con facilidad las semejanzas y diferencias, la complicidad que se produce en este caso entre lector y autor es total. Un ejemplo es el relato de San Valentín de Ana Morán: Su vida en sueños
Yo raramente he usado referentes de forma tan explícita, normalmente si aparecen son pequeños guiños que intentan no llamar demasiado la atención, me resisto a jugar con el lector de esa manera pensando más en que no va a funcionar que en las posiblidades que da. Tal vez sea el momento de ponerse a experimentar con ello.
glups
ResponderEliminarEl tema de los referentes es probablemente uno de los puntos más difíciles de los microrrelatos. Tengo micros que considero muy buenos, pero que sólo entienden (comprobado)unos pocos jugadores de wow.
ResponderEliminarUn truco que uso es jugar con metáforas (como en La Era ASAP) y otro el buscar los dobles o triples sentidos, de modo que sea más amplio el espectro de lectores al que llegar.
En otros ámbitos los referentes también son muy importantes. Una de las mayores ventajas de la novela histórica sobre la fantasía de EyB pura es la capacidad del lector de rellenar los huecos con sus referentes, mientras que en la fantasía de espada y brujería es necesario hacer un esfuerzo adicional (o en el mejor de los casos el lector lo asumirá como un escenario de Tolkien, su juego de rol favorito o Conan).
Si hay algo que dominas bien, Pedro, es meter referentes en micros, que con eso me dejaste con la boca abierta. Lo de buscar multiples sentidos es muy buena idea, a mi lo que me echa para atrás es eso, que limita mucho el espectro de lectores.
ResponderEliminarLo de la novela histórica no lo había pensado.
Ana, tranquila, la próxima vez que vaya a enlazarte... tampoco te aviso antes :p
No creo que debieras temer el uso de referencias, ni aun en el caso de que algunos lectores puedan no entenderlas. Cuando yo intuyo una referencia pero no consigo identificarla, eso me alienta a descubrir el referente, lo cual es siempre enriquecedor. No subestimes a tu posible lector, pues la primera dañada será la calidad de tu texto.
ResponderEliminarBuena entrada, un saludo.
No subestimo al lector, pero muchas veces me han dicho que mis textos no se entienden y últimamente estoy muy emparanoyada con eso, con conseguir textos accesibles. De todas formas es un recurso que quiero probar, no sé cuando, ni como, si sale más o menos bien ya os lo enseñaré ;)
ResponderEliminar¡Gracias por pasarte!