domingo, 23 de enero de 2011

Tiempos Oscuros

Como algunos ya sabéis, en el blog de Sevilla Escribe están publicando mi novela Tiempos Oscuros por entregas, la escribí hace unos cinco años, que no es mucho tiempo en realidad, aunque cuando releo los capítulos me parece como si los hubiera escrito hace décadas. Ya comenté algunas cosas sobre la novela en una entrada anterior del blog, ahora os voy a contar algunas curiosidades.

Os dejo el link a los capítulos publicados, por si se os ha pasado alguno:

Prólogo: Night and Dark
Capítulo I: Hell was a City
Capítulo II: Heart in Velvet
Capítulo III: Deep Night
Capítulo IV: Scarlet Bedroom 
Capítulo V: Open all Night

Los títulos de los capítulos están en inglés por un motivo, todos son títulos de canciones de Marc Almond, también el título de la novela "Tiempos Oscuros" lo saqué de una canción suya. Descubrí a Marc Almond cuando era adolescente, tendría yo unos dieciseis o diecisiete años y es sin duda mi cantante favorito. A lo largo de los  años me han gustado muchos otros grupos y otras voces, pero van por rachas, escucho mucho un disco y luego lo dejo, sin embargo Marc siempre ha estado ahí, es la voz en la que me apoyo en los malos momentos y la que me acompaña en los buenos. Y este era mi pequeño homenaje. 

Hay muchos homenajes en esta novela. En primer lugar el mundo donde está ambientada, Dragonlance, es uno de mis mundos de fantasía favoritos, aunque esto no fue algo buscado, ambienté la historia en este mundo porque tenía lectores interesados en leerla y que me pinchaban para que la escribiera.

En estos primeros capítulos he estado presentando a los personajes principales, de ellos sólo uno, Ladonna, es un personaje de Dragonlance, y uno muy secundario que sale poco en los libros de la saga; no me da miedo coger personajes de otros y trabajar con ellos, pero no quería hacerlo, quería construir mis propios personajes y hacer mi propia historia aunque la hubiera metido en un marco ya existente.

Hefaistion y Kráteros son nombres griegos, los saqué de los compañeros de Alejandro Magno. Me enamoré de Alejandro Magno leyendo las novelas de Mary Renault y así le dejé un pequeño homenaje. Hubo quien me dijo si Kráteros venía del Kratos de Negrete, pero cuando escribí esto no había leído todavía a Negrete y ya veréis que mi personaje es muy distinto al suyo, supongo que simplemente bebemos los dos de la misma fuente.

Velien y Ulric son personajes que nacieron en una vieja novela que escribí cuando tenía veinte años, no son exactos a los originales pero el germen estaba ahí. El nombre de Velien lo saqué de un diccionario sueco, o noruego, ahora mismo no recuerdo bien, lo elegí porque me gustaba como sonaba y su significado, que ahora mismo tampoco recuerdo. Como curiosidad, Velien es primo de un clérigo que llevaba en una partida de rol, si hay alguna referencia en la novela a "su primo" es a ese personaje. Ulric estuvo a punto de llamarse Ciric, pero al final me gustó más el primero.

Thera también nació en otra historia anterior, en la que pretendía ser mi alter ego, pero en realidad Thera no se parece a mí, es más bien como me gustaría ser: valiente, decidida, impulsiva, siempre optimista. Tiene un poco de D'Artagnan o del capitán Kirk, va de lider pero no se la puede tomar demasiado en serio. El nombre viene de una isla griega, Grecia es otra de mis debilidades.

Lyuda y Natte, por supuesto tenía que haber una pareja de hermanos en la novela, hermanos como Eliza y Neal cuyos nombres recordaran un poco a los suyos. Lyuda se parece un poco a Eliza, caprichosa, testaruda, dispuesta a cualquier cosa por hacer realidad sus deseos, Natte en cambio no se parece a Neal, el nombre de Natte lo saqué de La espada de Joram, allí un personaje que me encanta, Simkim, no hace más que hablar de su hermanito Nate que no llega a salir en la novela, es quizás el homenaje más oculto. Intenté darle a Natte rasgos de personajes que me gustan, como la extravagancia de Simkim; Simkim siempre lleva un pañuelo naranja y Natte también tiene un color, que es el verde. Dudé mucho sobre el color que iba a darle, al final me decidí por el verde gracias a un regalo que me hizo Leydhen, de ese color ,y creo que fue todo un acierto. Intenté que fuera frío como Derek Sagan, astuto como Raistlin, que fuera misterioso y atractivo. 

Chodowiecki

La primera parte de la novela se desarrolla en una localización concreta: Sanction, es una ciudad de la que hay bastante documentación y estuve investigando mucho para representarla bien, igual que si estuviera haciendo una novela histórica. La posada "El cerezo" es invención mía, pero el resto de la ciudad, los templos, los volcanes, todo eso es tal y como lo describen en las muchas novelas de la saga. Si tenéis curiosidad, tiempo después escribí un artículo muy completo sobre la ciudad.

Sanction

Y otra curiosidad si habéis llegado al capítulo V. Las escaleras son un elemento recurrente que utilizo mucho, pero de forma inconsciente. Una vez estuve divagando sobre eso en el blog, en este tema:

Escaleras

miércoles, 19 de enero de 2011

El miedo a que me lean

Puede parecer paradójico tener miedo a que te lean y al mismo tiempo tener un blog donde voy colgando lo que escribo.

William comenta en su blog (aparte de subirme monstruosamente el ego) lo que le cuesta mostrar sus relatos. Coincido con él en algunas cosas, como en que no me gusta enseñar nada hasta que está terminado, no me gusta que se vea el proceso de creación, odio enseñar fragmentos o cosas a medias, no soporto cuando estoy escribiendo y alguien se acerca e intenta mirar por encima del hombro, entonces tapo la hoja... y no porque sea realmente nada importante, sino porque no es lo que quiero que se lea, es sólo un germen que puede que sea muy distinto de cómo será el relato al final.

La primera vez que hice un ejercicio de escritura automática en el Multiverso esto fue lo más difícil. No escribirlo, eso fue fácil, empiezas y dejas que las palabras salgan solas, sin preocuparte mucho de si tienen sentido... pero luego había que mostrar lo que había hecho. Allí podía estar el germen de un relato pero no estaba el relato en sí, era algo a medias, incompleto, quizás sólo ideas sueltas. Fue un momento de pánico total que se fue repitiendo en todos los talleres que he participado, no dejo que el miedo me impida participar en ellos, pero tampoco puedo quitármelo de encima.

Recuerdo el primer relato que colgué en internet, un fanfic que escribí y que colgué en la página El Orbe de los Dragones, era la primera vez que mostraba algo así en público, que gente desconocida iba a leerlo, deseaba mostrar el relato al mismo tiempo que temía el posible aluvión de críticas negativas que podía llegar. ¿Y si no le gustaba a nadie? Tuve suerte y el relato gustó, escribí más, gustaron, pero el miedo sigue ahí, en realidad, cada vez es peor.

Al principio no me conocía nadie, el que llegaba a mi relato lo hacía simplemente probando a ver qué encontraba, ahora sí me conoce la gente, tengo buena fama, dicen que escribo bien.... esperan un nivel que quizás no siempre pueda dar. Supongo que en parte es temor a decepcionar a los que esperan mucho de mí.

En el Multiverso solemos intercambiarnos los relatos para corregirlos,  y eso también me cuesta, aunque ya es mostrar el relato terminado, tal y como quiero que sea. A veces me gusta lo que hago, otra veces no, cuando no me gusta no temo a las críticas, estoy preparada para ellas y las agradezco pero cuando me gusta el resultado siento un miedo espantoso a que los demás no vean el relato como lo veo yo, a no haber conseguido transmitir lo que quería, aunque para mí el resultado sea perfecto. Varía tanto la percepción de un escritor de la del público (eso daría para otra entrada). Si algo he aprendido este último año es que soy incapaz de juzgar mi propia obra.

Y llegamos a la novela. El año pasado empecé a escribir una novela, en mayo hice el primer borrador, el junio la reescribí... y la dejé reposar, ha estado reposando desde entonces, poco antes de navidades me decidí a retomarla y lo que hice fue ponerme a reescribirla otra vez. Tengo claro que hay partes que debo cambiar, detalles que arreglar y que el final es horrible pero ¿es necesario reescribirlo todo? Cuando hablo de reescribir me refiero a palabra por palabra, hay momentos en los que veo que no estoy cambiando nada, que simplemente copio lo que ya escribí, y ni siquiera tengo claro que esté bien. ¿Y porqué lo hago? Quizás sea el mismo miedo. En el momento en que la termine tendré que hacer algo con ella, pedirle a alguien que la lea. Me da pánico ese momento y creo que lo estoy alargando todo lo puedo, mientras no la termine no tengo que pedirle a nadie que la lea. 

Y aquí es cuando vosotros, los que leéis este blog, intentaréis animarme y quitarme las tonterías de encima, pero lo cierto es que ser capaz de escribir algo no significa que ese algo sea bueno, y cada vez tengo más claro que lo que me da miedo no es el fracaso, o las críticas, lo que me da miedo es decepcionaros. 

 Pero no podemos dejar que el miedo nos paralice, aunque lo tengamos siempre dando vueltas a nuestro alrededor.

jueves, 13 de enero de 2011

Demasiado Lejos

Hoy me han publicado en Nanoediciones un micorrelato: Demasiado lejos



Este micro lo empecé a escribir el 25 de noviembre, para el concurso Teseo que menciono en la entrada anterior, pero al final no quise concursar con él y preferí escribir el que os he colgado en la entrada anterior.

La preciosa portada es de Iulius, el editor de Nanoediciones.


Espero que os guste, os dejo el link:

Demasiado lejos

sábado, 8 de enero de 2011

Después del Crimen

Este es el relato con el que he quedado segunda  :D en el V Certámen de Microrrelatos Teseo. El concurso consiste en escribir un microrrelato respondiendo a una pregunta del organizador que en este caso fue: ¿Por qué España desapareció del mapa? 

Y esta fue mi respuesta, un pequeño homenaje a una de mis escritoras favoritas: Agatha Christie.



 DESPUES DEL CRIMEN


—El señor Maplethorpe ha sido ya detenido —dijo Hastings con satisfacción mientras se sentaba junto a su amigo en la terraza del Hotel Duchamp, frente al mar, en un pueblecito de la costa francesa—. ¿Cómo lo descubrió?
Poirot echó cuidadosamente siete cucharadas de azúcar en el café antes de levantar la cabeza. El día estaba tan claro que se veían a lo lejos las costas de España.
—Fue usted el que me dio la pista, mon ami, cuando me señaló que Mademoiselle Grant nunca lleva zapatos de tacón alto. Madame Peters se habría fijado en un detalle como ese, así que dejaba únicamente a Monsieur Maplethorpe como sospechoso de asesinar al profesor Grant. Había tenido la oportunidad, pero me faltaban los motivos, habían sido amigos desde niños y aparentemente se llevaban bien. Sólo cuando descubrí que Monsieur Maplethorpe estaba en relación con los agentes rusos comencé a tenerlo todo claro. La posibilidad de que los experimentos del profesor Grant hubieran llegado a manos poco adecuadas… Ha estado muy cerca, Hastings, pero Monsieur Maplethorpe no contaba con las células grises de Poirot.
Poirot removía su café con una sonrisa de satisfacción en el rostro. Hastings contempló el mar, el viento comenzaba a soplar con fuerza. Le agradaba. Todo había salido bien.
—¿Y el coronel Race? ¿No desayuna hoy con nosotros?
—El coronel partió esta mañana muy temprano en su aeroplano. Los experimentos del profesor Grant deben estar en lugar seguro y el coronel posee tierras en África donde podrá almacenarlos y ocultarlos para que no supongan un peligro para nadie.
Hastings se repantingó en la silla, mirando al mar.
—Creo que iré a visitar a la señorita Grant esta tarde, se siente muy sola desde la muerte de su tío.
Poirot sonrió para sí ante las palabras de su amigo.
—Seguro que le agradece todo su consuelo. Tiene un bonito cabello Mademoiselle Grant. ¿Se ha fijado, Hastings? —preguntó, sabiendo la preferencia que sentía su amigo por las damas pelirrojas, Hastings carraspeó.
—Sí… supongo… no me he fijado —dijo, sin querer confesar su interés por ella.
Un camarero llegó entonces con un telegrama para Poirot, que lo abrió con cuidado y lo leyó, su rostro sonriente adquirió de pronto rigidez, sus labios se tensaron.
—¿Qué ocurre Poirot?
—¡Mon dieu! Es… el coronel Race. Ha tenido un accidente, cuando sobrevolaba España. Había una tormenta muy fuerte y su avión se ha estrellado. No hay supervivientes…
—¡Qué gran desgracia! Pobre coronel Race!
—¡Es mucho peor, Hastings! ¿No se da cuenta? ¡El disolvente especial del profesor Grant! Desparramado, esparcido por el viento. ¿No vio lo que podía hacer una sola gota de ese líquido? Y el coronel llevaba un barril entero.
Alarmado, Poirot se levantó y señaló al horizonte; a lo lejos, las costas de España comenzaban a desaparecer.

 
Las imágenes son de CeskaSoda