viernes, 27 de abril de 2012

Treinta días de escritura. Día 25

¿Algunos de tus personajes tiene mascotas? Háblanos de ellas (Do any of your characters have pets? Tell us about them.)
¡¡Mopo!! Aunque no es exactamente una mascota... y tampoco es realmente mío, que lo creó Ana... pero ha sido lo primero que he pensado cuando he visto la pregunta. xDDDDD Pero va, no vale que no es mío.

Creo que lo normal es que mis personajes no tengan mascotas, estoy pensando y no recuerdo ninguna. ¿La tortuga del infierno sería una mascota? Una vez uno de mis personajes tenía una mula, en una historia de fantasía. Era necesario que hubiera una mula, porque el personaje viajaba sobre ella y el resto iba a pie, era una forma de remarcar el estatus del personaje, recuerdo que también hay una mula en el relato del oeste que escribí, allí también era necesaria para el viaje y aparte remarcaba algunas cosas del personaje.

También tengo dragones en algunos relatos, aunque no son exactamente mascotas, son personajes con entidad propia, pero es que lo pienso y ni siquiera mis magos tienen familiares. Una mascota... creo que una mascota es un personaje más, un personaje que necesita su espacio y su función y en mis historias muchas veces no la tiene. Creo que se pueden usar para caracterizar personajes, pero no es algo que yo haya usado mucho, también creo que pueden servir como catalizadores de la trama, pero tampoco los he usado en ese sentido, o muy raramente. 

¿El cabello de Medusa sería una mascota?

domingo, 22 de abril de 2012

Publicar o no

El otro día leí un artículo de Santiago Eximeno en su blog, Umbría, también vi un video que anda rulando por FB y hoy ha sido un comentario de Alejandro Castroguer, en su muro de FB. Me llegan comentarios de amigos que publican, de los problemas que tienen, la ilusión que tenía por publicar se va diluyendo poco a poco, hasta que llega un momento en que esa ilusión desaparece. No es algo que haya pasado de un día para otro, llevo meses así, planteandome muchas cosas.

¿Publicar para qué? ¿Qué sentido tiene? Yo tenía sueños, cuando era jovencita, sueños que poco a poco se han ido rompiendo, y tenía ilusiones que, a día de hoy, veo muy difícil recuperar. Comentándolo con un amigo hace poco, me dijo que es la fustración de no poder dar un paso más y que eso nos pasa a todos. Espero que no, que solo nos pase a unos pocos, porque es triste ver cómo tus ilusiones se pierden y sin ilusión es muy difícil luchar.

¿Quién soy yo? Soy una aficionada que se cree con calidad suficiente para ser profesional. He conseguido participar en unas cuantas antologías grupales y he quedado finalista (porque nunca he ganado nada) en algunos concursos. Como yo, hay miles de escritores. No soy especial, ni mejor que ellos, nada me distingue, el público no sabe que existo.

Antes de continuar, este no es un post de lloriqueo, es un post de ser consciente de lo que hay y de mis posibilidades, no llego a escupir rabia como mi amigo Javi Durán, no es mi estilo, pero aunque sea de forma más calmada quiero contar lo que pienso. Ahora mismo sé que la ilusión está perdida, y que no tengo claro lo que quiero, pero sí que empiezo a tener claro, al menos, lo que no quiero.

Mis ilusiones eran entrar en una librería y ver un libro mío en alguna de las estanterías. Eso es algo a lo que no puedo aspirar. Puedo publicar como lo estoy haciendo, en editoriales pequeñas, sin distribución, sin publicidad, que venden a través a través de internet y organizando presentaciones a las que van los amigos y familiares y te compran el libro por compromiso. Y lo entiendo, son editoriales que apuestan por desconocidos y que no pueden hacer más, no tienen capacidad para entrar en los canales de distribución ni pueden dedicar muchos recursos a la publicidad. Dices: no es mi sueño, pero al menos es algo. Lo consideras un primer paso y piensas que después vendrán más, pero con cada paso que das, contra más conoces el mundo editorial, todo resulta más frustrantre.

Entonces, una editorial pequeña no me permite publicar como me gustaría, hay quien habla de que te dan un trato más personalizado, que cuidan más a sus autores... no lo pongo en duda, del poco trato que he tenido con editoriales la verdad es que no me puedo quejar, pero sería engañarme decir que me conformo con eso. Quiero ese trato, por supuesto, pero en una editorial grande, con medios para hacer llegar mi libro a todo el mundo. Por lo que he oído, una editorial grande no te da eso. No tengo información de primera mano, pero sí comentarios de muchos amigos que han publicado y han tenido problemas. Ahora mismo tengo una novela encima de la mesa, quiero enviarla a editoriales, me han pasado direcciones... y no lo hago. Me lo pienso. Me entra pereza. No me apetece. No tengo esperanzas de que me hagan caso y, si lo hicieran, lo más probable es que solo llegue a ser un tapahuecos y nada más. Por un lado quiero intentarlo, que no se diga que no lo he hecho, por otro lado creo que no merece la pena.

Aparte de las editoriales tradicionales, tenemos también Amazon, que ha surgido como si fuera un oasis en medio del desierto, pero yo me pregunto si realmente lo es. Una plataforma en la que tú tienes que hacerlo todo y se lleva el 70% de las ganancias. Por no hacer nada. Y pienso que si lo que voy a ganar allí son 30 céntimos por libro, y que si los que lo van a comprar van a ser un 95% amigos míos, porque es la publicidad que puedo hacer. ¿Por qué no darlo gratis? O montar un blog y permitir allí la descarga por esos 30 céntimos. ¿Por qué mis amigos tienen que pagar a una empresa por no hacer nada? Intento verle la gracia a esto de Amazon, pero es que no la veo por ningún sitio. 

Odio la promoción. Supongo que es porque me he pasado la vida detrás de un mostrador y es algo que nunca me ha gustado. Quiero que la gente se me acerque porque le interesa lo que hago, no a fuerza de insistirle e insistirle y que lo hagan para que deje de darles la lata. Eso es un imposible. Si quieres que tu libro llegue a la gente, sea cual sea la forma en la que publiques, lo tienes que promocionar tú mismo. Y no hay otra forma que empezar a dar la lata por las redes sociales. Las redes sociales se ven como una buena forma de promoción... lo es hasta cierto punto, cuando te empieza a agregar gente a la que no conoces de nada para que compres su libro... ahí al menos conmigo no funciona. "Te agrego porque quiero que mi publicidad te llegue, no porque me interese en absoluto las chorradas que cuelgues tú". Sí, es así, sobre todo cuando te mueves mucho entre escritores, pero también lo he visto con otro tipo de empresas. La sobresaturación me cansa. Una vez que sé que existe un libro, por muchos anuncios que vea si no voy a comprarlo no lo voy a hacer. Y no me gusta publicitarme, aunque a veces lo hago. Es curioso que con cosas mías simplemente lo digo una vez y no insisto ni doy la lata y con algunos libros de mis amigos, libros que he leído y que me han gustado mucho, sí los he publicitado más y seguro que me he puesto pesada. No sé por qué es así, quizás me resulta más incómodo publicitar algo mío. De todas formas, aquí la pregunta clave es ¿merece la pena pasar más tiempo promocionando que escribiendo? Porque al final es lo que tienes que hacer si quieres que tu libro se conozca. Y da igual con qué editorial publiques, si es grande o pequeña o si es autopublicación. La promoción la tienes que hacer tú.

No hay lectores. Son como una especie en extinción, alguna vez encuentras a uno y se ve como una cosa rara. Quizás es por el ambiente en el que me muevo. Los foros de literatura son foros de escritores. Recuerdo la primera vez que entré en uno de ellos, hace ya muchos años. Yo venía del mundo del fanfic, que también tiene sus cosas, pero al menos el que te lee lo hace porque le apetece. En los foros de literatura no es así, se lee por corresponder. Recuerdo que yo llegué, colgé un relato y nadie lo comentaba, pasaban días y días y mi relato se hundía en las profundidades del foro. Pensé que era tan malo que a la gente le daba cosa decirmelo. Y un día pregunté. Porque siempre es preferible una mala crítica a la indiferencia. Me respondieron que comentara a los demás, y así ellos me comentarían a mí. Así son las cosas, no hay interés por leer a los demás, solo nos devolvemos favores. Ha sido lo mismo en todos los foros, ya sé qué tengo que entrar, leer a todo el mundo y luego colgar lo mío y así, tal vez, la mitad de los que yo he comentado me comentan a mí. 

Te dices que al menos compartes lo que haces, que conoces gente, que intercambias opiniones. Es importante tener respuesta, es lo que te apoya cuando estás de bajón, lo que muchas veces te anima a seguir adelante y no rendirte. Pero tengo claro que toda la gente que he conocido en los foros son amigos, pero no lectores. Muchas veces se confunde, te crees que un amigo tiene la obligación de leerte, que la amistad lo obliga a ello. No es así. Yo soy lectora, me gusta leer y leo a muchos de mis amigos. Tengo algunos que me encanta como escriben y cada vez que sacan algo me lo leo. Con otros depende de mi estado de ánimo, o me apetece o no me apetece. Y luego hay otros que aprecio mucho pero que no me gusta como escriben. Antes, al principio, creía que era importarle leerlos, que eso les animaba y les hacía  felices. Ahora creo que no es bueno. Yo no quiero que nadie me lea por compromiso ni para que me sienta bien, quiero que me lean porque les apetece y creo que es la actitud que debo tomar con los demás. Hace ya bastante tiempo que sigo esto y leo cuando me apetece, solo leo por compromiso en concursos y antologías, y esto último me lo estoy empezando a pensar también.

Un amigo me dijo hace poco que el mundillo literario en el que nos movemos es muy cerrado, y que eso nos perjudica. Creo que tiene razón, que hay como una carrera por publicar, que las conversaciones se centran en eso, da igual lo que escribas, de eso no se habla, no se comentan las cosas que vas experimentando en la creación, no se comparte el proceso de escribir, sólo se comparte la publicación. A veces oigo hablar de grupo literario, de generación, etc. no somos un grupo, no compartimos literatura. Nos ayudamos para publicar, nada más. 

Y a todo esto, he hecho muy buenos amigos en el mundillo literario y hay gente a la que aprecio mucho, moverme en este círculo me ha dado eso, gente con la que compartir una afición. Solo que quizás pueda compartir afición con ellos, puedo tener amistad, pero no puedo compartir trabajo porque nuestras expetactivas son distintas.  Porque ellos todavía tienen ilusión y yo ya no la tengo. Porque hay ciertas cosas que no quiero hacer (y no hablo de nada raro, hablo de tonterías como promocionarme). 

Una de las primeras antologías en la que me ofrecieron participar la montaba un grupo de amigos. Acepté porque quería publicar con ellos. Es una gran antología, creo en ella, me parece la mejor de todas las que he participado. Llevamos más de dos años con ella, intentando moverla, superando muchos problemas,  trabajando mucho y desilusionandome al ver la actitud de algunos de mis compañeros. Y me digo, si no vamos a publicar como queríamos al principio, si no tenemos opciones a eso. ¿Por qué no sacar una antología gratuita? Que se la descarguen nuestros amigos, yo le haría toda la promoción que pudiera, lucharía por ella, si lo hacen los demás, porque es un trabajo hecho por amistad, más por estar en un libro con ellos que por ganar dinero con él. Pero ellos quieren verse en papel. Es lo que les ilusiona. Y a mí no. Yo no quiero que nadie pague 15 euros por un relato mío que van a comprarse por compromiso. Simplemente no quiero. Es... quizás no tendría ni que haber mencionado nada de esto, pero ha sido la puntilla que necesitaba, la gota que ha colmado un vaso, porque yo estaba hundida y necesitaba que ellos me levantaran, que me hicieran recordar por qué estabamos allí y por qué nos importaba el trabajo en común. Para mí esa antología significaba mucho más que una línea en el curriculum.

En fin, que yo no quería lloriquear hoy y al final he caído. Lo siento.

Dejo ya de dar la vara. No sé qué voy a hacer. Me digo que tiene que haber otros caminos, que simplemente hay que encontrarlos y abrirlos. O tal vez no los hay. No puedo cambiar el mundo para que sea como me gustaría y tampoco quiero adaptarme a como es. 

Os dejo el video que os mencioné al principio:



El blog de Santiago Eximeno: ¿Por qué no quiero publicar?

Y el Fb de Alejandro Castroguer es para amigos, por eso no os pongo el link.

sábado, 21 de abril de 2012

Treinta días de escritura. Día 24

24. ¿Qué tan dispuestos estas tú a matar un personaje si la trama lo demanda? ¿Cual ha sido la forma más interesantes que has usado para matar a un personaje? (How willing are you to kill your characters if the plot so demands it? What's the most interesting way you've killed someone?)
Ya contesté a esta pregunta hace tiempo, en este otro artículo. Matando personajes He matado a algunos más desde entonces, aunque en general mi respuesta no ha cambiado. Un personaje que está destinado a morir, muere. A veces te preguntas si estás tomando la decisión correcta, si a ese personaje no le puedes sacar más partido dejándolo vivo... pero la historia es la que es, y la muerte tiene mucho peso, evitarla hace cambiar por completo la historia que estoy contando. Por eso, los personajes destinados a morir siempre han terminado muertos.

En el anterior artículo hablo de un personaje destinado a morir dos veces en dos historias distintas. Es curioso porque quizás ese personaje es, en cierto modo, un alter ego; si hay personajes que son como me gustaría ser, otros reflejan mejor cómo soy realmente y terminan siendo los que mato. Me ha pasado también en otra novela, una muerte que en realidad no tenía sentido en la trama, y quiero reescribir esa novela y quitar ese personaje justo porque he puesto demasiado de mí en él. Es como si quisiera que no me veáis y, cuando noto que estoy dando demasiado, castigo al personaje por ello. 

Hay muertes reales en mis relatos que no se ven. En El Pianista y Carretera a París. No están ambientados en Francia por casualidad, no es casual que uno de los personajes termine viajando hacia París mientras el otro se queda atrás. No es casual que el que sigue ese camino sea el monstruo y que el que se queda sea apocado y cobarde. La cuestión es que no es algo que fuera consciente, me di cuenta después. Hay cosas que se cuelan en lo que escribes aunque no quieras.

En la última novela que he escrito, me costó mucho matar a un personaje. Hasta el último momento dudé, deseaba dejarlo con vida, pero me habría cargado la mitad de la trama y no era plan xDDDDD esa muerte sí que me ha costado, habría preferido mata a cualquier otro de los que sobreviven. 

En cuanto a las formas más interesantes de matar un personaje, pues es que si lo comento estoy haciendo spoliers, pero una de las más bonita que creo haber narrado es en El orbe de los dragones, donde uno de los personajes muere durante un hechizo, dejando parte de su esencia en el conjuro, pero sin estar realmente ahí. Es como decir que nuestras obras nos sobreviven, y son parte de nosotros, pero no estamos realmente ahí.



viernes, 20 de abril de 2012

30 días de escritura. Día 23

23. ¿Qué tanto te toma escribir una historia – Esto desde el proceso de planeamiento hasta la publicación (si es que decides publicar tu trabajo)? (How long does it usually take you to complete an entire story—from planning to writing to posting (if you post your work)?)
 Depende de la historia, no hay un tiempo fijo que sea igual para todas. Hay relatos cortos que he escrito en una tarde y otros de la misma extensión me han llevado dos meses. Hay momentos en los que encuentras las palabras y parece que salen solas y otros en los que tienes que trabajar mucho para darles forma y que queden como tú quieres. 
En las historias largas, pues creo que lo que menos he tardado han sido tres meses, en una novela corta que he escrito hace poco y que también me metí mucha caña porque quería enviarla a un concurso y no llegaba al plazo. La empecé en noviembre, en el nanowrimo, la dejé aparcada a mediados de mes. La retomé en navidades y la terminé en enero. El tiempo total desde que empecé el planteamiento hasta que la terminé fueron unos tres meses. La novela romántica de la que os he hablado algunas veces he tardado dos años en darla por terminada. 
En historias cortas, creo que el record lo tiene "Regreso al hogar" que lo escribí en una hora y apenas le hice retoques después. El que más he tardado en escribir es el relato que he presentado al concurso de los Caídos, que le he dado muchas vueltas, lo empecé en junio del año pasado y lo he terminado hace apenas un mes, y no es que sea un relato largo pero tuve problemas de coherencia y eso me atascó un poco.

Con la publicación pasa lo mismo, hay relatos que los cuelgo nada más terminarlos y otros que los tengo inéditos, esperando su momento.

Y tengo también muchas historias sin terminar, incluso una vez llegué a colgar parte de un relato que tenía a medias y que luego nunca terminé. Desde que me pasó eso, no me gusta colgar nada que no tenga terminado.

domingo, 15 de abril de 2012

Treinta días de escritura. Día 22

22. Háblanos de alguna escena entre tus personajes, la cual nunca hallas escrito o  se la comentase a nadie.  No importa si es seria o no. (Tell us about one scene between your characters that you've never written or told anyone about before! Serious or not.)
Llevo días pensando en esta pregunta, pero es que no se me ocurre nada Tengo relatos que no he enseñado a nadie, pero no escenas sueltas, lo que escribo suele ser lo que hay, soy más de añadir escenas porque me quedo corta que de quitarlas porque me paso. Lo único que se me ocurre es:

En Tiempos Oscuros recuerdo que hago referencias a una aventura que les pasó a los personajes antes de la acción que sucede en la novela. Esa aventura la tengo clara en mi cabeza, pero nunca la he escrito, sin embargo a lo largo de la novela sí hay muchas referencias y creo que se intuye lo que ocurrió. 

Otra escena curiosa es el epílogo de Los asesinatos de Lakewood. La historia terminaba en el capítulo final. No había más. Y la gente que la estaba siguiendo... querían un final feliz así que al final cedí y escribí el epílogo para que la historia terminara bien. 


domingo, 8 de abril de 2012

De nuevos proyectos y lloriqueos varios.

Leo en los blogs de dos amigas comentarios sobre sus nuevos proyectos. He pensado que podría hablar yo también de los míos, aunque estoy bastante desanimada y los proyectos no terminan de salir como deberían. Es una sensación extraña, empiezo con muchas ganas y con mucha ilusión y a medio camino me desinflo y empiezo a preguntarme si merece la pena terminar... y termino, me he propuesto no dejar cosas a medias y lo estoy cumpliendo, aunque el resultado no sea bueno.

Lo último que he terminado ha sido un relato cifi, bastante largo, unas 15.000 palabras. El resultado no me termina de convencer y lo he dejado en barbecho un tiempo, para descansar antes de darle una nueva reescritura. Es un relato complicado, muy en mi estilo trascendental y aburrido, el problema es que creo que puede ser difícil de leer (más de lo habitual xDD), ha quedado muy confuso, pero es una historia que me gusta y más adelante intentaré arreglarla.

 Ahora mismo estoy con otra historia de la que no sé si puedo hablar, es un proyecto de escritura a seis manos que me está costando más de lo que pensaba. Cuando me lo ofrecieron me pareció algo interesante, nuevo, que no había hecho antes y lo empecé con muchas ganas, pero el resultado no iba quedando como debería. Ahora creo que no es la forma de escribir que me gusta, que aunque estoy aprendiendo mucho, no termino de sentirme satisfecha con el resultado. Tengo la sensación de que voy un poco a remolque de mis compañeros y que van a tener que retocar bastante mi parte.

Otro proyecto que tengo entre manos es un videoclip. Rodamos la semana pasada y estoy en pleno proceso de montaje. De momento está quedando de pena, aunque como acabo de empezar tampoco quiero lloriquear demasiado xDDD Ya veremos con el resultado final.

Tengo también algunos proyectos futuros, que todavía no he empezado pero en los que ya voy pensando. Desde hace unos meses, tengo en mente reescribir una novela fallida que tengo por ahi, pero lo voy dejando y dejando, aplazándola para ponerme con otras cosas, creo que quizás es porque es mucho trabajo el que me espera con ella y al final puede que no sea para nada, que de todas formas vuelva a salir mal o, si queda medio decente, que no consiga publicarla. Seguirá aparcada todavía un tiempo, porque dos amigos me han propuesto proyectos que me ilusionan mucho y que seguramente empezaré el mes que viene, antes quiero terminar las cosas que tengo pendientes para que no se me acumule todo a la vez y no sé, es una tontería pero también pienso que tal vez, si dejo pasar un poco más de tiempo, termine la mala racha que llevo y que las cosas me saldrán mejor. Es lo malo de colaborar con alguien, lo bueno es tener a alguien que tira de ti, que en muchas ocasiones se agradece, pero, por otro lado, me da un poco de miedo decepcionarlos.

Y, por último, ahora mismo estoy también escribiendo un fanfic. No es una gran historia, a decir verdad me parece que es muy mala, lo estoy escribiendo a toda leche, sin corregir, diciendome que únicamente lo hago por diversión, porque necesitaba ver que hay gente que me lee y que le interesa, y que me pide nuevos capítulos. Pero no sé, tampoco estoy contenta, me ilusiona mucho ver los comentarios, sí, pero... siento que no estoy dando nada, que no los merezco. Si otros años he quedado muy contenta con los fanfics que he escrito, este año no es así. Tal vez no debería ni haberlo empezado. Me siento... como si fuera una invitada en vez de estar en mi casa. Lo terminaré, de todas formas, no voy a dejar colgadas a la gente que lo está leyendo sin darle un final a la historia.

Conforme escribía esta entrada, me he dado cuenta de que, aunque las cosas no me están saliendo bien, no me planteo tomarme un descanso. Tengo ganas de seguir y cuando termine con el blog me pondré de nuevo con el video un ratito, y luego otro ratito de escritura. Me sienta bien, disfruto. El bajón me da luego, cuando veo los resultados. Es simplemente la necesidad de sentir que lo que he hecho merece la pena, cuestión de orgullo, supongo.






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