Firmar libros tiene que ser una experiencia gratificante como escritor. Yo he firmado muy pocos (y muy mal, es algo que me cuesta mucho) y todos a amigos, pero pienso en que tiene que ser emocionante estar detrás de una mesa y que se acerque gente que no conoces de nada, que se hayan leído tus historias y a los que les haga ilusión algo tan simple como que les dediques unas palabras. Es el mayor contacto que puede tener un escritor con sus lectores, cuando realmente los miras a la cara y sabes que lo que has hecho ha interesado a alguien.
Sin embargo ¿y si no le interesa a nadie lo que haces? ¿Y si te sientas detrás de una mesa y pasan las horas y nadie se te acerca? A veces da miedo enfrentarse al público. ¿Qué les dirás? ¿Y si no les gusta la dedicatoria o les decepcionas cuando hablan contigo? El temor al público es algo horrible pero ¿no es peor encontrarte con que la gente pasa por tu lado y ni te miran? Ver realmente que no le interesas a nadie.
Ayer estuve en la feria del libro y vi a varios autores firmando en distintas casetas. No los conocía, ni siquiera recuerdo ahora sus nombres, ninguno de ellos tenía una cola de gente detrás de la mesa. El primero ni siquiera tenía silla, estaba de pie, detrás de la mesa donde había varios libros muy bien colocados. Miraba a la gente que pasaba como con esperanza de que alguno se acercara, entre ansioso e ilusionado. Le vi firmar algún libro y el pobre tenía que inclinarse sobre la mesa, demasiado baja para estar de pie, pero lo hacía con una sonrisa. El segundo al que vi estaba sentado, había menos libros en su mesa y no estaban tan ordenados , como si no le importaran tanto. El escritor hablaba con otro hombre que estaba a su lado, algún amigo porque se veía que hablaban con confianza y no prestaba atención a la gente que pasaba, no buscaba a los lectores con la mirada como el primero, pensé que disimulaba mejor. El tercer escritor que vi estaba solo, la mesa llena de libros, más que en las de los otros. El escritor no estaba detrás de la mesa, sino que se sentaba al lado de ella y estaba absorto leyendo un libro, como si ya diera por hecho que no iba a acercarse nadie.
Me resultó curioso ver las diferencias entre los tres, el primero se veía algo nervioso, el segundo estaba animado y el tercero era como si estuviera allí pasando el rato, ajeno a todo lo que lo rodeaba.
Os dejo el genial video de Parnell Hall: Singning in the Waldenbooks
Ay, Rae, cuánta razón... Creo que es uno de los mayores miedos del mundo para un escritor! Yo he firmado unos cuantos, pero firmas-firmas sólo he tenido una, y afortunadamente no me faltó gente para firmar xD (ahí es donde cambias el miedo a "que te ignoren" por el miedo a "que te sigan mirando con esa cara de reverencia, porque te da mucha vergüenza"). Sin embargo, creo que todos tenemos pesadillas con ese momento en el que estarás ahí y nadie se acercará... y bueno, supongo que es algo por lo que todos tenemos que pasar, pero maldita la gracia =(
ResponderEliminarBueno, tú no pienses en eso que tienes muchos fans deseando tu firma. Por cierto que a mí me debes una... ains... ir cargando con el libro hasta Madrid y volverme sin firma, ya me vale :(
ResponderEliminarA mí me tocó firmar este domingo en la feria del libro de Zaragoza... y sí, es una sensación un poco extraña estar ahí levantado (al igual que el primer escritor del que hablas yo no tenía silla :S) a la espera de que alguien se interese por tu libro. En mi caso era la primera vez, y te aseguro que pasé por tres fases, en cada una como los tres escritores que mencionas (siempre sin silla T_T).
ResponderEliminarDe entre las tres, me quedo con la actitud del tercero.
Pobre, ya sabes la próxima vez al menos a exigir silla. Espero que fuera bien ;) Una duda, cuando firmas a alguien ¿le pones la misma frase a todo el mundo o llevas varias frases pensadas y las vas variando o improvisas una frase para cada lector?
ResponderEliminarAl principio intentaba improvisar una frase para cada persona, pero con el tiempo es difícil no terminar oscilando entre tres o cuatro típicas, con sus inevitables clichés. Eso sí, para amigos y conocidos siempre algo original...
ResponderEliminarLo de improvisar una frase para cada persona es que es eso, lo veía yo muy complicado, pero claro, si pones siempre la misma frase y viene un grupo de amigos y luego se enseñan la firma, queda como muy cutre que luego tengan todos la misma.
ResponderEliminarCon los amigos ya es más fácil ponerles algo más personal.
En realidad, si te requieren para firmar en una mesa es que seguro que se te acerca gente. El problema es estar en tu casa, escribiendo y escribiendo siempre que puedes, y pensando... ¿esto de verdad le interesa a alguien que no sea yo misma? Pero bueno... esperemos que todo llegue a quienes se lo merecen :)
ResponderEliminarBueno, no sé, precisamente este finde pasado estuve en otra firma de libros y había aún menos gente que en la feria del libro. Creo que todo depende de lo que te conozca la gente. Está claro que a determinados niveles te conocen tus amigos y poco más, y puede que se te acerque algún despistado, luego cuando tienes más público ya la gente se interesa por saber dónde firmas y va.
ResponderEliminarLo que dices de cuando estás en casa... es muy cierto y a veces dan ganas de dejarlo y ponerte a hacer otra cosa, pero al final resulta que no podemos dejar de hacerlo.
¡Un saludo, Thehybris! ¡Gracias por comentar!