viernes, 20 de junio de 2014

Proust - Por el camino de Swann

Es extraño que un libro así me haya enganchado tanto, apenas hay puntos y aparte y puede tirarse cinco páginas para describinos una nota musical, sin embargo lo único que me resultó molesto en la prosa fue el laísmo, que imagino que es problema de traducción. Y la trama en sí no es gran cosa tampoco, no hay emociones fuertes, ni aventuras, apenas pasa nada. Los recuerdos de un niño en la primera parte, la recreación de un romance en la segunda, el inicio de otro romance en la tercera, que se queda un poco en el aire sin saber qué va a pasar. Es una novela que habla de sentimientos, más que de acciones, y es la descripción de esos sentimientos, de las personajes y como les afectan lo que la hace tan interesante, porque son cosas en las que te reconoces, actitudes que has visto en conocidos. Todo el proceso de enamoramiento de Swann resulta tan familiar, tan comprensible, que te hace replantearte cómo hemos vivido nosotros ese proceso, hay cosas en la que me reconocía, cosas en las que no, pero todo era dolorosamente real. Y mientras estás leyendo eso es lo que sientes, que un amigo te está hablando de sí mismo, te está mostrando lo que es, lo que siente. No intenta adornarse, no enmascara los defectos propios, los errores que comente, las dudas que tiene, los fallos. Todo eso se muestra, tampoco lo lamenta ni se recrea en la desgracia, solo la muestra, la siente, hace que sintamos con él. 

Reconozco que hace mucho tiempo que quería leer este libro y que siempre me ha dado respeto, porque pensaba que sería más aburrido, pero me ha sorprendido muy gratamente y me ha demostrado que las descripciones bien llevadas funcionan.

The Seine at Asnières - Monet


1 comentario:

  1. Das,creo, con la clave del libro. La apariencia de que, tan solo si piensas en ello, no pasa nada; y sin embargo el tiempo parece decirte lo contrario porque pasa veloz durante la lectura. Los instantes se fragmentan en posibilidades y cuando la intuición converge en realidad Swann se pregunta si está preparado, pero tal vez aquella sociedad no estuviese preparada para él.
    La BSO de Vinteuil y las calles de París, completan un momento perfecto, casi perfecto que diría Proust

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