La primera vez que leí Los Tres Mosqueteros tendría doce o trece años. En aquella época yo sólo conseguía libros nuevos por reyes o por mi cumpleaños, apenas iba a bibliotecas y el resto del tiempo releeía, me prestaban libros las amigas o me iba al cuarto de los libros donde mis padres tenían un par de estanterías llenas de libros extraños. Rebuscando entre ellos di con la segunda parte de Los Tres Mosqueteros. La primera parte la busqué pero no estaba, así que me leí sólo la segunda.
Maurice Leloir
Fue todo un descubrimiento. Yo había visto aquella serie de dibujos animados en la que los mosqueteros eran perros y alguna película. La historia que encontré en el libro era distinta. D'Artagnan sólo estaba enamorado de Constanza a ratos, cuando se acordaba de ella en medio de otros amoríos. Porthos era un hombre presumido hasta rallar la caricatura, Aramis un intrigante cuyo interés por la iglesia se reducía a que alli era donde estaba el poder y Athos... Athos era adorable, simplemente adorable. Rochefort que me parecía muy interesante en las películas en el libro no me gustó tanto y el cardenal Richelieu en cambio me pareció magnífico. Había escenas que me sorprendieron, como las escenas de la guerra no solían verse en las películas, o si se veían era muy de pasada, en los dibujos animados directamente ignoraron toda la segunda parte. Recuerdo especialmente cuando se quieren reunir a solas y se van a aquel fortín en medio de la batalla, con una apuesta de por medio y los ingleses atacándolos. ¡Qué gran capítulo! La seducción de Milady a Felton me cautivó. Supongo que era algo muy distinto a todo lo que yo había leído antes. La escena final con el verdugo me puso los pelos de punta.
Años más tarde me leí ya la novela completa. La he releído varias veces y siempre he disfrutado. No sabría decir si es mi libro favorito. La estrella de los Guardianes me cautivó también de una forma absoluta, Orgullo y Prejuicio creo que lo he leído más veces, y hay más libros que me han entusiasmado pero Los tres Mosqueteros ha sido siempre algo especial, muy especial.
Ya os contaré cuando termine la relectura cómo ha ido esta vez.
Una gran novela, si señora.
ResponderEliminarRecuerdo lo ingeniosa que me pareció toda la trama de los herretes, un magnífico recurso que mueve casi toda la novela, y lo que me sorprendió también la forma sibilina de actuar de D`Artagnan, de Aramis, etc, en algún capitulo.
No actúan siempre como héroes, sino que de vez en cuando se les escapa algún comportamiento un tanto mezquino, censurable. Algo que en su día me impactó un poco, pero que supongo que les hace mas reales, mas humanos que el simple estereotipo de héroe de comportamiento irreprochable.
Y también recuerdo la magnífica camaradería y amistad que se profesan los mosqueteros, que es totalmente conmovedora; ese espíritu de ayudarse unos a otros en todo momento de forma incondicional todavía me parece admirable. Amigos con los que puedes ir al infierno.
Mi favorito también es Athos, por cierto.
Creo que sobrepasa en carisma a todos los demás por ese aire noble, misterioso, amargado y reservado, aunque antes de leer la novela me llamaba la atención Aramis.
Casi parece que los cuatro mosqueteros estén creados para que te sientas identificado con alguno de ellos, o en parte con todos en algún punto.
A mi Aramis me gusta más en el segundo libro, en Veinte años después, que en este primero. En este Athos es el que más destaca.
ResponderEliminarSi estoy de acuerdo en que la camaraderia es algo que se puede palpar, a pesar de todos los fallos que puedan tener, esa capacidad de apoyarse los unos a los otros es una de las cosas que hacen grande a estos personajes.
¡Un beso, Capi! No sabía que tenías blog ;)