Corro con el viento, trepo hasta las altas copas de los pinos, bailo entre ellos. Y corro, corro, nadie puede alcanzarme. Queda un pino solitario, en la colina. Corro, el viento me empuja. Más deprisa. Y caigo. Tierra árida, seca, por la que no puedo arrastrarme, estrecha trinchera de la que no puedo salir. Intento elevarme en un vano intento, alcanzar el árbol, pero no puedo tocarlo. Me consumo. Soy ceniza.
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