miércoles, 8 de diciembre de 2010

De Calabazas y viejos amigos

Me han seleccionado para la antología Calabazas en el trastrero: Peste. Debería estar dando saltos de alegría, feliz y contenta; no es sólo que me hayan elegido, ni que vaya a compartir antología con muchos escritores que conozco, a algunos les tengo muchísimo cariño, a otros los admiro mucho, sin embargo me siento un poco triste, nostalgica, porque el relato con el que entro es muy especial.

Lo escribí hace ya cinco años, cuando llevaba poco tiempo navegando por foros y no imaginaba que algún día vería mi nombre impreso en papel. Visitaba por aquel entonces foros de literatura fantástica y de rol, en uno de ellos surgió una discusión sobre si un clérigo de un dios de la enfermedad podía tener hijos, William decía que no, yo que sí y me surgió la idea de hacer un relato con ese tema.

Había algo especial en esa época, cuando las ideas surgían de conversaciones, o tomaba el nombre de una ciudad de la campaña que estaba planificando alguno de mis amigos. No siempre escribía, pero cuando no lo hacía tenía detrás a Klangor que me empujaba, me animaba y me desafiaba, obligándome siempre a dar un paso más. A veces me decía que debería publicar y yo me reía, sin tomarle en serio, y le decía que publicaría cuando él fuera editor. Klangor fue mi primer lector, el primero que me dijo que mis relatos eran buenos, el primero que intentó convencerme de que lo eran, cuando yo no confiaba en mí misma.

Creo que todavía no confío del todo, y me asaltan a menudo dudas e inseguridades. Nunca se habla de esas personas que tienes detrás, apoyándote, los que te leen, los que se interesan por lo que estás haciendo, te preguntan, te animan cuando estás de bajón. Te preguntan qué escritores te han influido y a veces los que te influyen son esas personas, porque son los que hacen no que tires la toalla y lo dejes todo, los que te hacen sentir que lo que haces vale para algo. Y ahora he perdido el contacto con casi toda la gente con la que hablaba entonces, y no sé, quizás es una tontería, pero cuando leí el resultado sólo podía pensar en escribirle a Klangor para contarle que había conseguido entrar en una antología con un relato de los que escribí en aquella época, cuando cada vez que hablaba con él por messenger me decía: escribe, escribe, escribe.

A William lo sigo viendo, se pasa por aquí y sé que leerá esto y que me mandará un abrazo. Klangor no lo leerá, la vida real lo absorve y apenas pasa por el mundo virtual, pero espero que le llegue el correo que le he mandado.  

Así que perdonad que me ponga moñas pero le quiero dedicar este relato, porque tengo claro que sin él detrás yo no estaría hoy escribiendo esta entrada, quizás ese relato nunca lo hubiera escrito. En su momento metí un pequeño homenaje dentro, el nombre de la ciudad que menciono es un ciudad en la que él estaba montando una campaña, un nombre que tuve que cambiar al enviarlo a esta convocatoria. Fue lo más difícil cuando revisé el relato, porque era eliminar el guiño que le hacía, el homenaje. Y realmente se lo merece.

Así que este relato va dedicado a todos los que me leían hace cinco años: a Leydhen, a Ciaran, a Ariana, a Alhana, a Astaroth, a Basalt, a William... a todos los que soñabamos con dragones.

Y muy especialmente a Klangor, que fue el que aguantó todos mis bajones y el que conseguía siempre que me ilusionara.


  Os dejo la nota con la selección

El equipo seleccionador de la Biblioteca Fosca, tras valorar los 158 relatos válidos recibidos para la convocatoria, ha decidido que serán incluidos en la antología Calabazas en el Trastero: Peste los siguientes trece relatos:

Caballito (por Darío Vilas Couselo)
Demeter (por Juan Ángel Laguna Edroso)
El juego de la peste (por Elena Montagud)
El vino de Narbog (por Carmen del Pino [Raelana])
José Hernampérez - Días de Peste (por Santiago Eximeno)
La manzana podrida (por Manuel Osuna Blanco)
La protección de los árboles (por Charly Gang)
PESTE S.A. (por Ignacio Cid Hermoso)
Ring-a-ring-a-roses (por Silvia González García)
Schnabel (por Jesús Cañadas)
Su voluntad, su gloria (por Ricardo Montesinos)
Tiempo subjetivo (por Manuel Mije)
Todo empezó con aquella maldita lavadora (por Silvia Barbeito)





5 comentarios:

  1. Enhorabuena a los seleccionados. Enhorabuena, Carmen.

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  2. Enhorabuena, Rae. Volvemos a compartir antología, últimamente nos vemos hasta en la sopa :)
    Ah, y de moñas nada. Es una entrada muy emotiva. Acordarse de los amigos no es moñas. Es humano, simplemente.

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  3. ¡Gracias Alejandro! :D

    ¡Gracias, Malenko! Por mí que nos sigamos viendo, es un honor compartir antología contigo. :D

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  4. Pues Gracias por las flores que a mi me tocan. :D no habia pensado en la influencia que uno puede tener sobre los demás. Gracias, un abrazo y un beso. Y evocar ahora que una discusión conmigo dio origen a una historia es algo emotivo e interesante.
    Vamos Rae, Unete a mi y juntos destruiremos a los Sith XD

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  5. :D ¡¡¡A por ellos!!

    ¡Un abrazo muy grande, Will!!

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