Para los que no lo sepan, Nanowrimo es un reto que consiste en escribir 50.000 palabras en un mes. La idea es tener al final del mes una novela terminada, que habrá que pulir y arreglar, pero el primer borrador estará listo. Tienes que obligarte a seguir, a no pararte para arreglar detalles, se reescribe una vez está la novela completa.
Esta ha sido la primera vez que me he apuntado, aunque en mayo hice un ejercicio parecido, cuando no sabía ni que existía Nanowrimo, aquella novela la tenía muy clara en mi cabeza, tenía mi lista de personajes y una estructura base de cómo iban a ir los capítulos. Escribía una media de 2000 palabras diarias y porque no me daba tiempo a más, era una historia que tenía que contar y el resultado no es que saliera perfecto, pero al menos era aprovechable.
Cuando me hablaron de Nanowrimo el reto había empezado ya, me apunté una semana tarde y me planteé hacer lo que pudiera aunque no consiguiera las 50.000 palabras. Pense que podría hacerlo, porque ya lo había hecho antes, y no me paré a pensar demasiado (nunca me paro a pensar demasiado, ains).
Las cosas eran distintas, no sólo porque empecé tarde, también este mes de noviembre he tenido mucho menos tiempo libre, llegaba a casa muy cansada y me costaba concentrarme; me agobiaba. Admito que algunos días me ponía a escribir a ver qué salía, por inercia, sin tener muy claro a dónde quería llegar, y así ha salido el desastre que ha salido.
Tenía una idea base, pero la trama y los personajes no estaban bien definidos y ahí empezaron los problemas. La estructura es un caos, a la novela le falta coherencia por todas partes. Al principio pensaba: "bueno, lo arreglaré más tarde", pero al final ya veía que eso iba a ser muy complicado de arreglar, porque los fallos de coherencia se van acumulando y acumulando hasta que al final la trama va por derroteros muy distintos a los que tenía previstos.
Con los personajes también he tenido problemas, algunos se me perdían a media trama y sí, sabía que los estaba dejando de lado, pero es que veía que no me cuadraban con lo que estaba escribiendo, uno se me perdió en el capítulo tres y no sé qué ha sido de él, está en el limbo de los personajes olvidados. Otro personaje que tenía previsto que tuviera más importancia se ha quedado bastante desdibujado y un personaje que iba para secundario ha cogido protagonismo, un personaje encima que no me gusta nada y al que he terminado rebanándole la cabeza.
También he tenido problemas con el género, intentaba hacer una novela romántica de aventuras, pero nada mas empezar aquello empezó a derivar hacia la fantasía. Llevaba la mitad y no había metido ni una escena romántica, las de acción eran pésimas, no salen dragones (¡Claro! ¡tenía que haber metido un dragón!). En fin, que todo es tremendamente predecible y aburrido y no termina de encajar en ninguno de los tres géneros.
Al final he llegado hasta las 30.141 palabras, de las que no voy a poder aprovechar gran cosa. La última semana sobre todo fue bastante deprimente, me parecía que estaba perdiendo el tiempo y que era mejor dejarlo y no seguir, que no merecía la pena. Al final me animé a escribir el final, más que nada por ver hasta donde llegaba, por no dejarlo a medias aunque la novela no me vaya a servir para nada. Desanima bastante escribir algo que no te está gustando.
No todo es negativo, tomádolo como ejercicio te sirve para crearte un ritmo de trabajo, para forzarte a no dejar las cosas para mañana ni distraerte con otros proyectos, la dispersión es el gran enemigo cuando me pongo a escribir relatos largos; pero para que hubiera servido realmente de algo habría hecho falta un mes de trabajo previo, de estructurar, planificar y tener los cabos bien atados; no ponerse a escribir a lo loco sin tener clara la dirección en la que vas.
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Imagen de Enrique Climent
No todo es negativo, tomádolo como ejercicio te sirve para crearte un ritmo de trabajo, para forzarte a no dejar las cosas para mañana ni distraerte con otros proyectos, la dispersión es el gran enemigo cuando me pongo a escribir relatos largos; pero para que hubiera servido realmente de algo habría hecho falta un mes de trabajo previo, de estructurar, planificar y tener los cabos bien atados; no ponerse a escribir a lo loco sin tener clara la dirección en la que vas.
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Imagen de Enrique Climent
Buff, pues a mí me da sofocos el pensar el plantearme algo así. Mira que últimamente cuando arranco no paro, pero eso de pensar en escribir 50.000 palabras en un mes ... :s
ResponderEliminarDe todas maneras como experiencia tiene que ser entretenida y si has asacado algo en positivo (como parece ser el caso) bienvenido sea :)
No me imagino lanzándome a escribir a semejante ritmo sin llevar al menos un par de meses dándole vueltas a los personajes y al argumento.
ResponderEliminarSupongo que si algo bueno puede salir de esos tres meses de nanowrimo será probablemente una mejor metodología, ¿no crees? Me refiero a una mayor facilidad para corregir lo escrito casi sobre la marcha, para necesitar menos relecturas y nuevas redacciones.
Buen post y buen blog, te sigo desde ahora.
Un saludo.
De toda experiencia siempre se puede sacar algo positivo, y es verdad que el resultado no me va a servir de mucho, pero me ha dado pie a algunas ideas que con tranquilidad espero poder desarrollarlas mejor.
ResponderEliminarEso sí, si vuelvo a intentar algo así alguna vez, será como dice El rebaño del lobo_autor, teniendo antes un buen esquema de personajes y argumento previsto. Así sí puede que salga algo medianamente decente.
¡Gracias por comentar! :D