A veces la realidad es confusa, la línea entre lo que vemos y lo que soñamos muy fina. A veces la realidad nos asalta de pronto de forma incomprensible, tanto que nos puede hacer dudar de nuestros sentidos. Vemos lo que no existe, nuestra percepción nos engaña. ¿O no es así? ¿Y si es real aquello que creemos producto de nuestra imaginación?
Errores de perpepción nos trae seis historias de fantasmas, de seis autores distintos, donde el horror no se esconde en lugares exóticos a los que nunca iremos, sino que que lo hace entre lo cotidiano: en un saludo entre vecinos, en una canción que suena en la radio o en el mismo lugar donde hemos pasado las vacaciones todos los años. Cada historia nos coge de la mano y nos lleva a cualquier día de personas corrientes, donde lo sobrenatural puede llegar a ser más real que la propia vida y donde el horror, muchas veces, no está en los fantasmas que nos acosan, sino dentro de nosotros mismos.
Paso a contaros qué encontraréis en cada uno de los relatos:
La antología se abre con un relato de Miguel Aguerralde: Una campana en alta mar. Es quizás la historia de fantasmas más clásica que nos encontramos en el libro, y también el único relato coral. Al principio, me pareció que tenía demasiados personajes para ser un relato corto y me costaba distinguirlos y situarlos. Después, conforme avanza la trama, me pareció que todos esos personajes eran necesarios pues lo que hace el autor es usarlos para demostrarnos cómo a una misma situación cada persona se puede enfrentar de forma distinta, según su carácter: vemos cómo unos toman inciativas, cómo otros se dejan arrastar, cómo otros intentan mantenerse al margen. Se pueden tomar muchas decisiones y el autor juega con eso para hacernos dudar de qué personaje está actuando correctamente, cuando lo importante es que cada personaje actúa según su forma de ser y no si es correcto o no lo que hace.
El rostro, de Arancha Sanz, es para mi gusto el mejor relato de la antología. Narrado según el punto de vista del personaje protagonista, la construcción de ese personaje es su gran acierto. Es un personaje complejo del que poco a poco vemos desgranar toda su historia, vemos las diferencias entre lo que ella percibe de sí misma y lo que perciben los demás, esto último dejandose entrever de forma muy sútil, haciendonos dudar de lo que nos está contando, estableciendo un juego de complicidad con el lector que empieza a dudar si la historia que nos está contando es la verdadera realidad o si al final no es más que la realidad deformada que percibe ella. El rostro es una historia de fantasmas personales que resultan ser mucho más horribles que la aparición fantasmagórica.
Con Habitación 207, Enrique Luque de Gregorio nos muestra que los fantasmas no tienen porqué ser los que nos hagan daño, que tal vez el daño nos lo hacemos nosotros mismos. El autor juega con la ambigüedad de no dejarnos saber si nos está contando algo que es real o una fantasía del protagonista para crear suspense y mantener la curiosidad del lector hasta el final.
La mano del muerto, de Jesús Cañadas, es quizás la historia con la trama más compleja del libro. Para mi gusto, el relato se hace demasiado largo, sobre todo al principio hay muchas escenas en las cuales se desgrana una parte muy pequeña de la historia y eso hace que la trama avance muy lenta.Conforme avanza la historia y conocemos más a los personajes gana en interés que va aumentando a medida que nos acercamos al final. Me gustó mucho la relación entre los hermanos protagonistas y también la forma en la que al final todo la trama se va recomponiendo a través del puzzle que nos ha ido dejando el autor, sin dejar ningún cabo suelto.
En La soga, Pedro Escudero nos muestra otro tipo de fantasma que ya no es personal, sino que forma parte de la sociedad que nos rodea, de la que no podemos sustraernos aunque huyamos de ella. No se puede controlar lo que sucede a nuestro alrededor y a veces tenemos la culpa de cosas que no queríamos hacer, nuestro mundo se puede venir abajo en un momento. Pedro nos cuenta cómo podemos hacer daño aún no haciendo nada, aún no queriendo hacerlo, y cómo dudamos de que a pesar de nuestras buenas intenciones, la culpa no será en realidad nuestra, aunque no sepamos cómo ni por qué.
El relato que cierra la antología es La cabaña del lago, de Elena Montagud, una historia intensa de culpas y de miedos, donde nos cuenta lo fácil que es hacer daño a los que más queremos y cómo las heridas que nuestros seres amados nos dejan son las más terribles.Es uno de los relatos con mejor atmósfera del libro, hay una sensación de fatalidad que lo inunda todo, desde la rimera línea y la autora consigue estremecernos jugando con eso, haciendonos ver que las pesadillas y la realidad pueden ser la misma cosa, y que al final terminamos viviendo la pesadilla sin poder hacer nada para evitarlo.
Cierro el libro con la sensación de que he leído mucho más que historias de fantasmas, que me he asomado al abismo donde se esconden los fantasmas íntimos, los que todos llevamos con nosotros, los que verdaderamente nos hacen daño y nos rodean a todas horas. Miro a mi alrededor, la realidad parece igual que todos los días, pero sé que yo también llevo mis fantasmas conmigo. Que en cualquier momento puedo verlos.
Tal vez sea un error de percepción... o tal vez no.
Hola ¿ donde puedo comprar este libro? si alguien lo sabe por favor manda un email a violeta.lila.perfume@hotmail.com
ResponderEliminar