martes, 8 de diciembre de 2009

[Reseña] Que el cielo la juzgue




Es curioso como la memoria cambia las imágenes. Hace muchos, muchos años que vi la película. Recuerdo un color falso, brillante, de grandes contrastes, recuerdo un lago inmenso de aguas calmadas y una mujer en una barca. Rema, la cámara se centra en ella. Creo recordar sus ojos pero he buscado imágenes para colgarlas con la reseña y en todas las que he visto tiene puestas gafas oscuras.

Sin embargo cuando leía la novela de Ben Ames Williams era el mismo rostro el que recordaba, no conseguía recordarlo a él, ni a Ruth, sólo recordaba a Gene Tierney, aunque no sabía que era ella, recordaba su rostro y lo veía cada vez que aparecía Ellen.

Apenas recuerdo nada más de la película. La sensación. Una protagonista que era mala, seguro que fue una de las primeras películas que vi donde pasaba eso. Los protagonistas nunca eran malos, nunca se sentía rechazo hacia ellos. Ellen ponía los pelos de punta.

El libro no ha resultado tan impactante, tal vez porque sabía lo que iba a pasar. Es de desarrollo muy lento, demasiado. Toda la primera parte se hace eterna y aburrida, no conseguí sentir empatía hacia Dick, ni hacia Ellen, ni hacia Ruth.

Dick se deja llevar, se nos presenta serio y equilibrado, pero en realidad siempre se deja llevar intentando complacer los deseos de todos los que le rodean. Es ese también su papel en la trama, un punto de vista que sólo aporta lo que ve y lo que siente, pero que no mueve la acción. Cuando Ellen desaparece, es Ruth la que toma el protagonismo, tira de él y Dick puede seguir siendo un personaje pasivo.

Ellen es el timón alrededor del cual se mueve todo, el centro, el personaje funciona por impulsos y así es como va haciendo avanzar la trama, a golpes en medio de una calma ficticia, la pérdida de su punto de vista es algo que lastra toda la segunda parte de la novela, que pierde intensidad.

La multiplicidad de puntos de vista es un gran error. Yo misma he usado ese recurso a veces en mis relatos y me ha gustado verlo aquí porque no me daba cuenta de lo mucho que ralentiza la trama ver las cosas narradas una y otra vez. Da más profundidad a los personajes, se entienden mejor, pero es un recurso que debería limitarse a determinadas escenas, las más relevantes y el libro resultaría más fluido. De todas formas ha sido una lectura interesante, que me ha hecho recordar una película que tenía olvidada pero que me impactó mucho.

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